Luis Alberto Jara Ortiz, Cirujano Dentista
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Hasta hace algunos años, los tejidos que sostienen a los dientes no eran considerados importantes. las personas consideraban común e incluso, como una característica propia de su boca, que la encía sangrara o que comenzara a perderse. Lo cierto es que la enfermedad de la encía y el hueso (enfermedad periodontal) ocupa el segundo lugar de prevalencia en nuestro país, es gradual, progresiva, provoca mal aliento y la pérdida temprana de los dientes.
La enfermedad periodontal repercute en el estado de salud general y causa complicaciones, como la endocarditis bacteriana y otras enfermedades infectocontagiosas. También se agrava con las enfermedades sistémicas (que afecta al cuerpo entero) de manera mutua. Estas enfermedades son la gingivitis y la periodontitis, siendo ésta última la que involucra el hueso y otros tejidos de soporte.
¿Cuándo aparece la gingivitis y la periodontitis?
Pueden estar presentes en los niños y, sobre todo, en los adolescentes, pues los cambios hormonales, la falta de higiene, la ingesta de carbohidratos, los cambios de dentición, la malposición de dientes, la respiración bucal, así como un mal cepillado, aumentan la posibilidad de adquirirla. Sin embargo, se puede presentar a cualquier edad.
Niños y adolescentes
La gingivitis en sus diferentes grados de severidad y localización alcanza la cifra de más del 70% de los niños, y en los adolescentes se eleva hasta un 90% de la población. En el caso de los niños, la mayoría padecen gingivitis que no son graves, sobre todo la provocada por la placa dentobacteriana.
Solo un porcentaje del 0.2 al 0.5% de gingivitis logran agravarse en niños de hasta 11 años, siendo en la mayoría de los casos por la presencia de síndromes, enfermedades sistémicas y malnutrición.
En adolescentes entre los 12 y los 17 años llega a aumentar la incidencia de la pérdida de soporte periodontal, logrando evolucionar de gingivitis a periodontitis.
Aviso de que algo está ocurriendo en nuestra encía
- Sangrado al cepillarnos.
- Al comer algunos alimentos hay sangrado. Por ejemplo, al morder una manzana.
- Notamos o nos indican que hay mal aliento.
- Comienza a dificultarse el uso del hilo dental (por la presencia de sarro).
- Nuestros dientes comienzan a verse más largos por la pérdida de encía o también más cortos por la inflamación de la encía.
- Sentimos que nuestros dientes se mueven.
- Notamos zonas enrojecidas en la encía.
- Nos duelen cada vez más los dientes con los alimentos fríos.
TRATAMIENTO
DEPENDERÁ DEL GRADO QUE SE TENGA:
Va desde una limpieza y orientación del uso del cepillo y auxiliares de higiene por parte de tu dentista, hasta cirugías regenerativas y tratamientos más largos con la finalidad de restablecer la salud y controlar la enfermedad.
MEDIDAS PREVENTIVAS:
- Evita besar a los bebés y niños en la boca o cerca de ésta.
- Limpia con una gasa la encía de los bebés o utiliza cepillo dedal.
- Selecciona adecuadamente el cepillo dental, para lo cual tu dentista te puede orientar.
- Ten una higiene constante y adecuada técnica de cepillado.
- Cambia el cepillo dental cada 3 a 6 meses.
- Evita que el niño se introduzca objetos a la boca.
- En caso de ser necesario utiliza auxiliares de higiene bucal, como son el hilo dental, enjuague y cepillos interdentales.
- Visita a tu odontólogo al menos cada 6 meses.
TOMA NOTA:
- Aprende a explorar la encía de tus hijos: una boca sana comprende la parte blanca que son los dientes; y la parte rosa que son la encía y las mucosas.
- Ten siempre presente que la prevención de las enfermedades periodontales del niño repercutirá en la salud periodontal y general cuando sea mayor.
- Es importante educar y motivar a los adolescentes para hacerles partícipes y responsables en su salud gingival y dental.