En una sociedad cada vez más competitiva y exigente, el trabajo se ha convertido en una parte fundamental de la vida de muchas personas.
Sin embargo, para algunos individuos, esta dedicación al trabajo trasciende los límites saludables y se convierte en una obsesión compulsiva. Este fenómeno, conocido como adicción al trabajo, puede tener consecuencias devastadoras para la salud física, mental y emocional de quienes lo experimentan.
Los llamados workaholics nunca dejan de trabajar y si lo hacen se sienten culpables o ansiosos; piensan en temas laborales aún sin estar físicamente en el lugar y muestran desinterés por otras actividades personales o sociales.
Les cuesta trabajo delegar y su comunicación interpersonal se ve afectada por esa necesidad de hacer las cosas a cierto ritmo.
Las causas exactas de la adicción al trabajo pueden ser complejas y multifacéticas, desde cuestiones económicas, la competitividad en el mercado laboral y la necesidad de conseguir éxito en lo que se hace. Otros más se hacen adictos al trabajo por no saber negarse ante las peticiones de un jefe que solicita cosas que pueden resolverse al otro día, por el temor a perder el empleo o la falta de organización.
¿Puede prevenirse la adicción al trabajo?
Se puede y debe haber un constante trabajo de distribuir los tiempos de forma saludable combinando el trabajo y la vida privada,en donde también es necesario que los líderes no inciten a dedicar cada vez más tiempo a su trabajo y realizar actividades en conjunto con su familia.
De igual forma, hay ciertas acciones que pueden ayudar a las personas que lo padecen, tales como grupos de apoyo, terapias individuales o un coach laboral que puedan realizar un debido acompañamiento hacia las metas laborales de la mejor forma posible impulsando el trabajo en equipo.
El riesgo letal ante el exceso de trabajo
En el ambiente laboral, es considerado un término común: “Ponerse la camiseta” referido a realizar actividades que sobrepasen el límite de las acciones otorgadas, y en algunas ocasiones mal referido a hacer un trabajo excesivo que pueda traer consecuencias como amplias jornadas laborales, un horario inflexible y exigencias que sobrepasan las verdaderas aptitudes del trabajador. Este término puede ser bueno cuando se sabe utilizar, en donde debe haber un balance entre lo que la empresa y líderes otorgan a los trabajadores, en donde al equipo de trabajo puede no costarle trabajo dar más de lo esperado, sin embargo es importante evitar utilizar esta frase de manera excesiva, refiriendo el esfuerzo extra como un castigo por no alcanzar un objetivo impuesto de manera autoritaria a los trabajadores, llegando así a un deterioro físico y mental que puede afectar el ambiente laboral y la respuesta de acción misma de los colaboradores.
Entre algunas consecuencias dolorosas de la adicción al trabajo, se encuentra el descuido familiar, la falta de convivencia y los problemas maritales, aquí es de suma importancia entender que no se vive para trabajar, se trabaja para vivir y las experiencias no deben ser intercambiables llegando al sacrificio de evitar experimentarlas por trabajar.
Estos workaholics también están expuestos a problemas cardiovasculares, gástricos, musculares, padecer de hipertensión o cansancio crónico, experimentar trastornos sexuales o insomnio.
El síndrome de Karoshi
Los japoneses tienen una palabra para nombrar un fenómeno que distingue a la cultura laboral japonesa: Karoshi, que literalmente significa “muerte por exceso de trabajo”.
En un reporte realizado por la Organización Mundial de la Salud y la Organización Internacional del Trabajo, se advierte que las largas jornadas laborales aumentan las muertes por enfermedades cardíacas, en donde de acuerdo con estas organizaciones trabajar 55 horas o más a la semana se asoció con un 35 % más de riesgo de accidente cerebrovascular y un 17 % más de riesgo de morir por una enfermedad cardíaca.
El problema no solo es causado por los empleadores que exigen largas jornadas laborales, se trata de un problema sistémico, una cultura en la que el valor de una persona se mide según su productividad.
Por lo que, ahora que la tecnología nos permite mantenernos conectados de una manera más sencilla es necesario plantearnos con severidad si el trabajo prolongado es normal, adecuado y razonable.
Los hábitos de trabajo pueden causar un daño más intensificado de lo que pareciera y es importante saber distinguir cuándo desconectarnos, tener un debido descanso y ser productivos de manera inteligente dentro de nuestro horario laboral.
https://observatorio.tec.mx/editorial/karoshi-exceso-de-trabajo/
https://ciencia.unam.mx/leer/438/Cuando_el_trabajo_se_convierte_en_adiccion