El cólico del lactante o infantil es un síndrome conductual de origen desconocido que se caracteriza por llanto inconsolable e irritabilidad. Aunque esta afección no suele ser grave y tiende a desaparecer por sí sola, a los padres les genera mucha angustia y desolación.
Manifestaciones
- Regurgitar la leche.
- Llanto acompañado de gases y flatulencias.
- Las piernas pueden encogerse.
Causas
Existen varios factores que pueden favorecer su aparición, pero con escasas pruebas de su validez. Estos factores pueden dividirse en tres grupos: gastrointestinales, biológicos y psicosociales.
Gastrointestinales
- Alergia a la proteína de leche de vaca.
- Intolerancia a la lactosa.
- Intolerancia a los azúcares.
- Inmadurez intestinal para absorber adecuadamente la lactosa.
Biológicas
- Técnica de alimentación inadecuada, ya sea por sobrealimentación o por aumento de aire en el momento de tragar.
- Desregulación de la actividad motora.
- Aumento de sustancia cerebral llamada serotonina.
- Tabaquismo materno por exposición a nicotina.
Psicosociales
Se cree que el comportamiento del niño puede predisponer al cólico. En este sentido, los niños más tranquilos que se desarrollan en un entorno saludable tendrían un efecto protector para el cólico. En el sentido contrario, la hipersensibilidad de la respuesta del niño al dolor y ante los estímulos externos, el estrés familiar, la depresión postparto y las alteraciones en la dinámica familiar potenciarían el cólico.
Diagnóstico
Se realiza a través de la observación clínica. Si el llanto es prolongado, aparece a partir de la tercera semana del nacimiento, perdura al menos tres horas al día, tres días a la semana, durante tres semanas, posiblemente el recién nacido tenga un cólico.
Si esta situación se presenta por más de cuatro meses, es fundamental que acudas al pediatra porque podría tratarse de otra patología.
Tratamiento
No hay ningún tratamiento que, aplicado de forma aislada, haya demostrado que elimina los cólicos; pero hay formas de hacer que la vida sea más fácil, tanto para ti como para tu bebé.
- Si estás amamantando, es recomendable eliminar de la dieta los productos lácteos, cafeína, cebollas, repollo y cualquier otro alimento irritante.
- Si estás alimentando a tu bebé con leche de fórmula, habla con tu pediatra sobre una leche de fórmula con hidrolizado de proteína.
- Mantener posturas adecuadas del bebé para evitar regurgitación de la leche.
- No alimentes demasiado a tú bebé, ya que podrías incomodarlo. En general, trata de esperar al menos de dos a dos horas y media a partir del inicio de una alimentación y el inicio de la otra.
- Intenta hacer eructar al bebé más a menudo durante las tomas.
- Colocarse al bebé en el regazo, estirado boca abajo, y frotarle suavemente la espalda.
- Colocar al bebé en una sillita que vibre. El movimiento podría tener un efecto reconfortante sobre él.