Psicóloga Verónica Durán, Especialista en Adicciones
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¿Cómo abordar el síndrome de abstinencia?
Cuando por razones diversas (accidente, carencia de droga, dificultad para conseguirla, etc.) se deja de CONSUMIR la sustancia ADICTIVA, aparecen una serie de síntomas psíquicos y físicos que crean un intenso malestar y pueden provocar la repetición del consumo. A esto se le llama síndrome de abstinencia.
Es verdad que al principio la persona usa una droga por placer o gusto, pero a partir de haber sufrido el síndrome de abstinencia la consume, en parte, por miedo a que éste aparezca.
Inevitablemente, el síndrome de abstinencia afecta enormemente en la convivencia familiar, creando un clima de inestabilidad que algunas familias definen como “una falta de control absoluto”.
Los síntomas producidos por las diferentes drogas durante el síndrome de abstinencia no son los mismos, aunque sí se puede decir que existen ciertos trastornos que en mayor o menor medida se dan en todo tipo de drogas.
Síntomas principales del síndrome de abstinencia
- Pérdida de apetito.
- Falta de sueño.
- Temblores leves.
- Sudoración.
- Náuseas y vómitos ocasionales.
- Agitación o inquietud.
- Ansiedad o angustia.
- Irritabilidad
- ‘Craving’ o el deseo incontenible de consumir la droga.
- Fallas de memoria o lagunas mentales
La intensidad de los síntomas es variable dependiendo de la cantidad de droga que se consuma y la frecuencia, la vía de administración, la pureza de la droga, etc.
Hay que señalar que, aunque el síndrome de abstinencia está muy ‘mitificado’ entre los dependientes a drogas (piensan que es muy difícil de superar), éste no entraña peligro para la persona, excepto en el del alcohol y los barbitúricos, dónde es imprescindible la ayuda farmacológica para superarlo.
A continuación, y de forma muy esquemática, cito los síntomas más frecuentes que aparecen en las diferentes drogas:
- Alcohol:temblores, insomnio, sudoración, náuseas, pudiendo llegar a convulsiones o delirium tremens en los casos más graves.
- Barbitúricos o sedantes:ansiedad, insomnio, temblores, delirios y convulsiones.
- Heroína: lagrimeo, rinorrea, irritabilidad, temblores, bostezos, piloerección, pupilas midriáticas, insomnio, vómitos, diarrea, calambres musculares y pérdida del apetito.
- Cocaína:depresión, irritabilidad, insomnio, cambios en el apetito, náuseas, letargia, enlentecimiento psicomotor, trastornos en el ritmo del sueño y apatía.
- Cannabis:insomnio, hiperactividad y disminución del apetito.
- Anfetaminas:fatigabilidad, trastorno del sueño, alteraciones del apetito, irritabilidad y humor depresivo.
- Inhalantes:insomnio, aumento del apetito, depresión, irritabilidad y dolores de cabeza.
- Tabaco:ansiedad, irritabilidad y alteración del sueño.
¿Cómo abordarlo?
Cuando el objetivo principal es retirar al paciente de un período de intoxicación severa, el médico puede llevar a cabo la desintoxicación en el hogar mediante la prescripción de una corta dosis de benzodiacepinas, con el fin de prevenir o disminuir la aparición del síndrome de abstinencia.
La mayoría de los pacientes no requiere de medicación al dejar de consumir. Sin embargo, si la persona presenta un síndrome de abstinencia al reducir o suprimir el consumo de la sustancia, es necesario aplicar un programa de desintoxicación específico que considere:
- La sustancia(s) de elección.
- El tiempo de exposición a dicha(s) sustancia(s).
- La cantidad consumida, principalmente.
La pregunta clave para responder es: ¿Qué obtengo a cambio de no consumir? Existen dos tipos de “motivos” por los que un paciente solicita ayuda:
Positivos: son razones personales, internas, planteadas por el propio sujeto; relacionadas con una necesidad de recuperarse o desintoxicarse.
Negativos: generalmente son presiones externas (problemas familiares, laborales, legales, de pareja, económicos, falta de droga en el mercado, etc.) o internas (malestar físico producido por el síndrome de abstinencia, etc.).
Cuando las razones son positivas es más sencillo obtener éxito, pero cuando son negativas requiere una buena colaboración entre la familia y los terapeutas para dar un buen pronóstico a la recuperación.
Cuando el principal objetivo es que la persona deje de consumir totalmente, ésta debe tomar conciencia de que adquiere un compromiso importante, asumiendo un cambio total en su forma de vida.
Alienta a la persona a pensar y reflexionar en algunas opciones en sustitución de la sustancia de consumo. Sugiérele la posibilidad de pertenecer a un grupo de autoayuda, como Alcohólicos Anónimos (AA).