¿Qué es una pandemia?
Es cuando surge un nuevo patógeno que se propaga por el mundo y la mayoría de las personas no tienen inmunidad contra él. Una forma muy eficaz de reducir la propagación es el distanciamiento social para que el personal de salud y las autoridades aborden de manera más acertada la emergencia. La gran ventaja es que, además de evitar el contagio por la enfermedad nueva, también permite que las personas que ya se encontraban recluidas en hospitales por otras afecciones sigan recibiendo atención médica adecuada. Por parte de la población, las medidas que coadyuvan a enfrentar la situación son mediante la adopción de medidas rigurosas de higiene emitidas por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y las autoridades sanitarias del país o región.
Alteraciones en la salud mental por el aislamiento
• Sensación de soledad.
• Aburrimiento.
• No saber qué hacer con el tiempo libre.
• Aspectos depresivos e incluso en mínimos casos al suicidio.
• Angustia e insomnio.
• Incremento de la violencia intrafamiliar y el consumo de substancias (principalmente alcohol).
• Los niveles de cortisol (hormona del estrés) y otras substancias cerebrales (neurotransmisores) se elevan o disminuyen.
¿Cómo sobrellevar el aislamiento durante una pandemia?
• Ocuparse de otras personas descubriendo los sentimientos de solidaridad y empatía con los demás.
• En caso de que haya niños en el hogar, ayudar a los más chicos a expresar sus sentimientos, mantener una rutina, proponerles actividades y animarlos a que sigan jugando.
• Si en la familia hay adultos mayores, es muy importante mantener el contacto telefónico para brindar apoyo emocional y ayudarlos a comprender la información que reciben.
• Mitigar el estrés y aliviar la angustia a través del humor y la conexión social físicamente con los que están en el domicilio y diariamente a distancia con quienes no se encuentren allí.
• Mantener un adecuado cuidado personal mediante una buena higiene y seguir las indicaciones sanitarias.
• Crear una rutina diaria que fortalezca el bienestar, el estado de ánimo y la salud mental. Hacer ejercicios, aunque sea en espacios reducidos, puede ayudar a la relajación.
• Hablar con amigos y familiares sobre las preocupaciones y los sentimientos que genera este momento de aislamiento, ya que recibir apoyo y contención de otros puede brindar una sensación de alivio.
• Evitar la exposición excesiva a las noticias debido a que esto intensifica los sentimientos de preocupación y angustia. Es recomendable tomar contacto con la información oficial una o, a lo mucho, dos veces por día, y no más.
• Realizar actividades ocupacionales como lectura, juegos de mesa, limpieza doméstica, mantenimiento en el jardín, pintar la casa, ver televisión, etc. Es válido romper ocasionalmente el esquema de actividades, no ser tan rígido y darse un relax obedeciendo lo que el cuerpo requiera (por ejemplo, levantarse tarde, etc.).
¿Cómo afrontar la vida nuevamente después del aislamiento?
Es necesario salir gradualmente porque el mundo habrá cambiado. Reconstruir hábitos cotidianos, salidas, distancia en la calle y en espacios públicos, uso de tapabocas, medidas higiénicas. No apresurarse y hacerlo de modo gradual.
Estar cercanos a la distancia para estimular la solidaridad y la proximidad afectiva.
La tecnología digital nos permite estar solos, pero juntos. Establecer conversaciones más emocionales, más íntimas. Permanecer conectados con las personas de riesgo.
Contener a los niños, entendiendo que el proceso de separación llevará tiempo. Es probable que tengan miedo, pesadillas y angustias. Utilizar el dibujo y los cuentos para elaborar la situación de despegue de los padres y para elaborar la distancia con los abuelos.
No automedicarse, volver a las rutinas de horarios, hacer una meditación antes de dormir, no ver las noticias más que una vez al día y que no sea en la noche.
Es normal sentir miedo en la primera etapa. Ya te irás habituando. En principio, la calle y los espacios públicos pueden parecer amenazantes, pero no los son si se siguen las recomendaciones oficiales. Sí al miedo útil, que permite determinar claramente lo que tenemos que afrontar. Y, no al pánico inútil que solo bloquea, paraliza y distorsiona.
Cuando comience la circulación es importante pensar que cualquier persona puede ser portadora del virus y que todos podemos requerir atención. No agreguemos estrés al personal de salud ni de seguridad.
Para enfrentar la salida progresiva del aislamiento debemos apoyarnos emocionalmente en nuestra familia y evitar aquellos viejos hábitos que hoy pueden llevarnos a la enfermedad.