Autor: Dr. Roberto Miranda Camacho, Psiquiatra
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Las enfermedades mentales, por lo general, se consideran originadas a partir de una variedad de factores genéticos, étnicos, raciales y ambientales:
- Atributos hereditarios. Las enfermedades mentales son más frecuentes en las personas cuyos parientes consanguíneos también las padecen. Ciertos genes pueden aumentar el riesgo de contraer una enfermedad mental y la situación de vida en particular puede desencadenarla.
- La exposición a factores de estrés ambientales, enfermedades inflamatorias, toxinas, drogas o alcohol durante el embarazo puede asociarse en algunos casos con la enfermedad mental. El clima extremo también puede incidir en este tipo de enfermedades.
- En el cerebro, los neurotransmisores son sustancias químicas que se encuentran naturalmente, transmiten señales a otras partes del cerebro y del cuerpo. Cuando las redes neuronales que contienen estas sustancias químicas se ven alteradas, la función de los receptores nerviosos y del sistema nervioso cambia, genera problemas relacionados con padecimientos mentales y neurológicos.
Síntomas
Los síntomas de la enfermedad mental pueden afectar las emociones, los pensamientos y las conductas. Algunos son:
- Sentimientos de tristeza o desánimo.
- Pensamientos confusos o capacidad reducida de concentración.
- Preocupaciones o miedos excesivos o sentimientos intensos de culpa.
- Altibajos y cambios radicales de humor.
- Alejamiento de las amistades y de las actividades.
- Cansancio importante.
- Baja energía.
- Problemas de sueño.
- Desconexión de la realidad (delirio).
- Paranoia o alucinaciones.
- Incapacidad para afrontar los problemas o el estrés de la vida cotidiana.
- Problemas para comprender y relacionar las situaciones y las personas.
- Abuso de sustancias tóxicas (drogas, tabaco o alcohol).
- Cambios importantes en los hábitos alimenticios.
- Cambios en el deseo sexual.
- Exceso de enojo, hostilidad, violencia o ideación suicida.
- En ocasiones, los síntomas de un trastorno de salud mental se manifiestan con problemas físicos, como dolor abdominal, dolor de cabeza u otros dolores musculares sin causa aparente, agitación psicomotriz y alteraciones cardiacas o respiratorias.
Factores de riesgo
Algunos factores pueden aumentar el riesgo de sufrir problemas de salud mental, entre ellos:
- Tener un pariente directo o consanguíneo.
- Las situaciones estresantes de la vida, como problemas financieros, el divorcio o la muerte de un ser querido.
- Enfermedades permanentes (crónicas), como la diabetes.
- Daño cerebral como consecuencia de una lesión grave (traumatismo craneal), por ejemplo, a causa de un golpe violento en la cabeza.
- Experiencias traumáticas, como el combate militar o haber sido víctima de un ataque, de la violencia social (secuestro, asalto, etc.) o fenómenos naturales.
- Consumo de alcohol o de drogas y substancias tóxicas.
- Haber sufrido maltrato o abandono durante la infancia.
¿Cuándo se debe consultar al médico especialista?
Si se presentan algunos de los síntomas mencionados, es importante acudir con el médico de confianza para descartar que se trate de una enfermedad no mental; si no es así, se debe consultar a un médico especialista en salud mental (paidopsiquiatra, psiquiatra o geriatra). La mayor parte de las enfermedades mentales no mejoran por sí solas y sin tratamiento pueden empeorar con el tiempo y ocasionar problemas graves. Los pensamientos suicidas no se superan por sí solos, así que hay que buscar ayuda inmediata.
Si un familiar o conocido muestra signos de enfermedad mental, es importante mantener una conversación abierta y sincera con el enfermo y hacerle saber las preocupaciones. Puede que no se logre obligar a alguien a que busque atención profesional, pero sí se puede ofrecerle apoyo y aliento.