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Gota: ácido úrico en las articulaciones

La gota es una enfermedad provocada por el depósito de ácido úrico en el interior de las articulaciones, donde va formando una especie de pequeños “cristales” que causan un dolor agudo.

¿Qué es el ácido úrico?

El ácido úrico es un químico presente en la sangre que se forma cuando el organismo descompone las purinas, una sustancia de desecho presente de manera natural en el cuerpo y en algunos alimentos. En niveles bajos, el ácido úrico se va disolviendo, pero si su concentración aumenta, forma en las articulaciones esos microcristales con forma de aguja, lo cual provoca dolor e inflamación en la articulación, así como un aumento de la temperatura.

FACTORES DE RIESGO

  • Tener elevados los niveles de ácido úrico en la sangre (por encima de los 6,8 mg/dl.)
  • Ser hombre y adulto entre los 35 y los 50 años.
  • Tener sobrepeso.
  • Ingerir ciertos fármacos.
  • Seguir una dieta rica en alimentos o sustancias que potencian los niveles de ácido úrico. Entre ellos, algunos mariscos, el pescado azul, las carnes rojas, la cerveza (con y sin alcohol), bebidas alcohólicas y refrescos.
  • Haber estado expuesto al plomo.
  • Sufrir insuficiencia renal, presión arterial alta, exceso de colesterol y triglicéridos en la sangre, ralentización del funcionamiento de la glándula tiroides, diabetes, psoriasis, anemia hemolítica y algunos tipos de cáncer.

SÍNTOMAS

  • Inflamación de una o más articulaciones. Las que se ven afectadas con mayor frecuencia suelen ser el dedo gordo del pie, el empeine, el tobillo y la rodilla.
  • Dolor muy intenso.
  • Hinchazón, enrojecimiento y aumento local de la temperatura de las articulaciones.
  • Gran sensibilidad al tacto.

TRATAMIENTO

La gota es de las pocas enfermedades reumatológicas que se curan. Aunque es un proceso que puede durar años, si los niveles de ácido úrico se mantienen bajos el tiempo suficiente, los cristales tenderán a disolverse. Y sin cristales, no hay gota y la enfermedad se cura.

PREVENCIÓN

  • Mantener un peso saludable.
  • Evita el consumo de azúcar y proteínas.
  • Huye de los alimentos ricos en purinas.
  • Consume hortalizas y verduras.
  • Apuesta por la vitamina C.
  • Sí al agua, no al alcohol.

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