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Mi hijo no me obedece

Sandra Delgado López

Mtra. Psicoterapia Infantil

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La desobediencia suele ser una de las principales causas por las que los padres consideran “justificado” gritar, amenazar, golpear o castigar a sus hijos. Nuestra postura al respecto puede ser a favor o en contra, pero miremos un poco más a detalle las aristas que este tema nos plantea.

La desobediencia tiene que ver con la manera en que los hijos han aprendido a conducirse en casa a través de las características de relación que existen en el grupo familiar al que pertenece y, en otras ocasiones, al proceso de maduración. Veamos aquí algunos motivos.

  • Tener padres permisivos, ya que su dificultad para establecer normas y límites claros y hacer que éstas se cumplan, hace que los hijos vayan aprendiendo que es posible hacer lo que desean llegando, incluso, a tener más poder que los padres en la dinámica familiar.
  • La presencia de padres autoritarios, que son quienes deciden siempre lo que se debe hacer y lo que no, sin posibilidades de negociar o plantear alternativas, haciendo uso de la violencia para corregir y muchas veces dejando a los hijos con demasiada frustración y enojo contenidos.
  • Una manera de adquirir individualidad. Es decir, la construcción de la propia personalidad que no depende únicamente de lo que los padres aportan al niño, sino también lo que cada individuo impregna a su proceso de vida. Esto trae como resultado un proceso de maduración en el cual los hijos logran una separación sana de sus padres y por ende reconociendo sus propias capacidades y alcances, aprendiendo a confiar en otras personas no familiares y por supuesto en sí mismos.
  • Saltarse las normas. Existen algunos padres o madres que disfrutan el hecho de que sus hijos se “salten” las normas estipuladas por las instituciones, como un cumplimiento del deseo de que sus pequeños puedan hacer todo lo que ellos no tuvieron permitido en su infancia o porque ellos mismos disfrutan del placer de sentir que se hace lo que ellos quieren. Sin embargo, olvidan que esta misma conducta aprendida se manifestará en la relación con los padres. 

Sugerencias para evitar la desobediencia

  1. Detente a pensar si has sido suficientemente claro y congruente con las normas establecidas en casa o si sueles ser permisivo hasta que llega el día que estás suficientemente cansado y explotas en gritos y exigencias que tal vez no logres cumplir.
  2. Si te parece que ser mamá o papá implica controlarlo todo y estar siempre al mando sin permitir observaciones de tus hijos, es probable que los hijos terminen obedeciendo más por temor que por convicción. Por lo tanto, ser desobediente sobre todo en la adolescencia, terminará siendo una forma de mostrar sus necesidades y sus deseos de autonomía.
  3. Ser totalmente obediente puede exponer a los niños y adolescentes a no ser capaces de reconocer cuando alguien les pide algo que no les conviene, sin la capacidad necesaria para frenar los abusos o la manipulación que puede ponerlos en riesgo.
  4. Enséñales a decir “no” de manera asertiva y sé congruente con ello. Decir no a los hijos sin violencia y siendo congruente con el cumplimiento de lo que se les ha dicho, les hará reconocer la importancia de hacer lo que se les pide con amor y por amor. Para muchas personas, y no sólo a los niños, decir “no” es difícil, lo cual es lamentable tomando en cuenta que es un excelente recurso para protegerse incluso de sí mismo.